martes, 31 de julio de 2012

Sally Ride (1951 - 2012)




Ya sea investigar si hay vida en Marte o cómo es que inició el universo, hay algo mágico en el acto de reducir las fronteras del conocimiento. Esta es una de las partes más importantes de ser humano y estoy segura siempre serán así.

Sally Ride fue la primera mujer estadounidense que viajó al espacio, en el equipo del Challenger. Ella murió hace pocos días, pero nos dejó, además de su presencia y ejemplo en la historia, cosas tan importantes como una fundación dedicada a apoyar a las niñas interesadas en la ciencia. En la Fundación de Sally Ride, además de ofrecer materiales e ideas, se implementan programas para "educar a los educadores" encargados de transmitir conocimientos científicos.

De ella escribió Gloria Steinem:

Nadie en la Tierra -- o en el espacio exterior -- pudo haber creado una heroína más completa que Sally Ride.

Ella nació en una familia de mujeres fuertes, que abrieron brecha -- su madre dedicó su vida a trabajar con mujeres en cárceles y su hermana fue una ministra pionera.

Ella era física y astrofísica cuando respondió a un clasificado para convertirse en astronauta -- pero además estaba titulada en Lengua inglesa, especialista en Shakespeare y era campeona de tenis.

Ella sobrevivió con bastante gracia el diluvio mundial de críticas por ser la primera mujer estadounidense en el espacio, incluyendo infinidad de chistes acerca de cosas como su menstruación y sus idas al baño.

Ella recordó a los periodistas que las mujeres habían calificado para ser astronautas desde las primeras pruebas, pero que se les había descartado sólo por ser mujeres.

Ella siempre tuvo en cuenta que era un modelo a seguir para las niñas pequeñas de sueños grandes. Era mucho más probable que pasara su tiempo con las Girl Scouts que en entrevistas con celebridades, y escribió media docena de libros de ciencia para niños.

Siempre fue amable con la gente que la rodeaba. Recibía los retos no con miedo, o por competir, sino por el placer de hacer las cosas.

Fui muy afortunada porque nuestros caminos se cruzaron. Si dejamos que siga inspirándonos, Sally Ride seguirá todavía con nosotros.

lunes, 30 de julio de 2012

¡Mujereeees en el espaciooo!


"La frontera final", le dicen en Viaje a las estrellas. Viajar por el espacio, estar en contacto con estrellas y planetas, aventurarse a esos territorios más allá de nuestro planeta. En nuestro programa de hoy hablaremos de las mujeres, reales y ficticias, que se han atrevido a hacer estos viajes interestelares. ¡No se lo pierdan!

Tampoco se pierdan las actualizaciones del blog esta semana, en donde rendiremos nuestros pequeños homenajes a las mujeres espaciales, incluyendo a Sally Ride, una inspiradora astronauta que acaba de morir hace pocos días.

jueves, 26 de julio de 2012

También somos mujeres

También somos mujeres es un documental que se concentra en la cotidianidad de cinco mujeres con discapacidad intelectual que muestra que sus vidas son tan distintas de las otras mujeres. Ser testigos del día a día de estas cinco personajes es un ejercicio de reflexión con el fin de reconocer sus capacidades, la importancia del optimismo, la educación y aceptación para llevar una vida como la de cualquier otra persona.


lunes, 16 de julio de 2012

¿Amistad imposible?


Los medios nos repiten constantemente que las amistades hombre-mujer son imposibles, porque siempre habrá tensión sexual de por medio. O que si es con un hombre gay "no cuenta", porque él es como si fuera "una amiga más". Y que si existe esta tensión sexual, la amistad queda arruinada pa-ra-siem-pre. Nosotras, como es nuestra costumbre, nos negamos a asumir tan fácilmente toda esta serie de prejuicios. Acompáñennos hoy a las 4 en Nuestra Habitación, para reflexionar sobre todas las posibilidades de amistad entre hombres y mujeres. 

viernes, 13 de julio de 2012

Nora homenajeando a Meryl...

Para cerrar nuestra semana de Ephron, tenemos a Nora haciendo un homenaje a Meryl Streep en su conmovedor y divertido estilo. A todas nos vendría bien que nos interpretara la Streep, pero tener diálogos escritos por Ephron tampoco habría sido nada desdeñable.




Transcripción/traducción de Ana T. Hdz.

Me encantó trabajar con Meryl Streep. Primero trabajamos juntas en Silkwood; Alice Arlen y yo le escribimos el guión.

Meryl hizo de Karen Silkwood y de la polaca y la danesa, bla, bla, bla, pero lo más difícil, si me permiten decirlo, fue actuar de mí en Se acabó el pastel.

Recomiendo ampliamente a Meryl Streep como intérprete personal. Si tu esposo te engaña con la del Drive-tru de McDonald’s, que Meryl te interprete, te sentirás mucho mejor. Si alguien te choca por detrás en un estacionamiento, que Meryl te interprete. Si un dingo se come a tu bebé, llama a Meryl. Ella nos interpreta mejor de lo que lo haríamos nosotros mismos. Aunque es algo deprimente saber que si fueras a una audición para actuar de ti misma, ella te ganaría el papel. A veces, cuando es un mal día, le llamo a Meryl, ella llega y me sustituye, y es tan buena que la gente ni se da cuenta. En la noche le marco para saber qué tal me fue e inevitablemente resulta ser uno de los mejores días de mi vida.
No tienen idea de lo mucho que cuesta ser tan buena como Meryl, o de lo mucho que cuesta que se vea tan fácil como ella lo hace parecer. Yo sí sé porque una vez, en el rodaje de Se acabó el pastel, fuí a su camerino. No me esperaba así que no traía puesto el vestuario ni llevaba maquillaje, y resultó ser una mujer asiática de 63 años llamada Chipak. Así que Chipak, esta es tu noche.

jueves, 12 de julio de 2012

Veo a Nora en todas partes... por Lena Dunham

Como comentamos en el programa, si algo caracterizó a Ephron fue su generosidad hacia otras mujeres, y su interés en el trabajo de las personas más jóvenes que ella. Lena Dunham, guionista y cineasta, tuvo la suerte de tener una relación de aprendiz-mentora con ella. Dunham narra sus experiencias con Ephron en un conmovedor texto publicado en el New Yorker. Aquí traducimos un fragmento.

El original, en inglés.


“This is my life” es la película que me hizo querer hacer películas. La primera vez que la vi iba en segundo grado, así que no habría podido articularlo de esa forma, pero eso era lo que me estaba pasando. Debo haberla visto en VHS unas 11 o 12 veces durante un solo verano, tratando de asir algo ¿Acerca de sus personajes? ¿Acerca de cómo estaba construida? Con cada vista se me revelaban nuevos chistes, nuevos ángulos, y ese mundo se volvía más rico. Amaba a la adolescente hosca de Samantha Mathis, a la inocente sarcástica de Gabby Hoffman, y especialmente a la madre soltera de ambas, la Dot de Julie Kavner, una comediante de stand-up empecinada en estar al día a pesar, o quizá por causa de, esas hijas que tenía. Pero a quien realmente amaba era a la persona que orquestaba todo aquello. El vestuario, esos perfectos sacos a lunares baratos y los gastados sombreros de invierno. La música, una mezcla de bounce de vodevil con la voz de Carly Simon, que de alguna manera hacía sentir la ciudad mucho más real que si la banda sonora hubieran sido cláxones de coches. El trabajo de cámaras, un solo gliding shot que seguía a cada miembro de la familia a su habitación durante su adaptación a un departamento nuevo en un muy poco atractivo vecindario  de Manhattan. Yo amaba a quien quiera que pusiera tan cómodas a aquellas actrices, que fueran capaces de expresar los detalles de lo que implica ser una mujer humana en una pantalla.
No fue sino hasta años después que entendí que todo aquello era Nora Ephron. Entonces devoré su prosa, sus demás películas y me volví su fan, junto con mi madre, tía, abuela, y todas y cada una de las mujeres inteligentes del área triestatal. Así que por todo esto, el día de Marzo de 2011 en el que recibí un email corto, perfecto, de Ephron, diciendo que había visto y disfrutado mi película y que quería invitarme a almorzar, fue trascendental.
Llegué veinte minutos antes, y me escondí en una esquina hasta que vi entrar a Nora, la vi saludar a la hostess, y vi cómo la acompañaban hasta la mejor mesa del lugar. La vi ordenar una Diet Coke y checar su iPhone, y finalmente me aparecí en la mesa, lamentando ya la blusa que había elegido. Pero cuando me miró, mis miedos se evaporaron. Estaba tan emocionada de conocerla.

miércoles, 11 de julio de 2012

Nuestras madres tenían razón. Sady Doyle sobre Nora Ephron


Han salido numerosos obituarios para Nora Ephron, muchos tributos emotivos a la trayectoria profesional y a la vida personal de esta cineasta y escritora. A continuación reproducimos uno de ellos, escrito por Sady Doyle, que pensamos que reúne de forma muy clara diversas ideas al respecto del importantísimo papel de Ephron en nuestro paisaje emocional y cultural actual.

El texto original en inglés pueden leerlo aquí. La traducción que presentamos es de Ana T. Hdz.

Al fin le dan Nora Ephron el crédito que siempre mereció
Le hubiéramos hecho caso a nuestras madres.

En medio de la oleada de obituarios y recuerdos amorosos de la escritora y directora Nora Ephron, quien murió la semana pasada a los 71 años, vale la pena acordarse de una cosa: Por muchos años el nombre de Ephron fue sinónimo de mal gusto. Para ser más exacta, del mal gusto de la sensiblería y el sentimentalismo, de la constante mirada a las relaciones de pareja y de la necedad de tener finales felices. En otras palabras, el mal gusto de las “chick flicks” (las películas para chicas) y comedias románticas de las cuales ella fue una de las principales proveedoras. Y ya que emitimos la temible palabra “chicas” entonces llamémosle a las cosas por su nombre: El mal gusto de escribir para mujeres.

Nora Ephron tenía un currículum que cualquier escritor admiraría. Escribió para el New York Post y fue columnista de la Esquire. Sus ensayos eran chistosos y lo suficientemente fuertes para dejar marcas visibles en sus lectores - “The Fountainhead Revisited”, sobre El manantial, la novela de Ayn Rand,  es tan chistoso que es capaz de crear argumentos fundamentales para toda la industria de burla hacía Ayn Rand. (A su vez el texto tiene frases que ninguna feminista se atrevería a pensar. Luego de leer El manantial en su adolescencia, Ephron dice, “Pasé el año siguiente esperando conocer un arquitecto pelirrojo, delgado y adusto que me violara, o en su defecto, un arquitecto que me violara, o en su defecto, un arquitecto.”).
Sin embargo siempre pensé que Ephron era, y creo que no soy la única, la señora de Sintonía de amor, o la que escribió Cuando Harry encontró a Sally, y por lo tanto la evité y descarté. No la pensaba digna del feminismo serio pues era demasiado “para chicas”.

Mi madre y yo estábamos juntas cuando la muerte de Ephron se hizo pública. Los siguientes días mi madre se refería a Ephron como un modelo a seguir del feminismo para aquellas personas que no se sintieran muy conectadas con las manifestaciones de la segunda ola feminista. “Tal parece que la gente como Gloria Steinem,” dijo mi madre, “no entendía el asunto del matrimonio y la maternidad. No entendieron lo que es ser parte de ese mundo. Nora Ephron sabía de ese mundo porque pertenecía a él.  Escribió desde ahí, ardió en ese lugar y también escribió sobre esas quemaduras.”

Mi mamá hablaba de  Heartburn, el difícil arte de amar, la novela de 1983 de Ephron, que es un recuento poco ficcionalizado de su divorcio del periodista Carl Bernstein, a quien claramente molestó la obra al punto de amenazar con una demanda. La reseña que Roger Ebert realizó de la versión fílmica (o más bien de la misma Ephron) fue de todo menos amable: “Después de destripar al marido infiel, ¿para qué detenernos antes de llegar a la parte en la que la ex-esposa viola su privacidad y la de sus hijos por venganza, un best-seller y un éxito de taquillas?” Pero la audacia de la acción resonó evidentemente con las mujeres que también estaban viviendo un divorcio horroroso. Sobre esta reacción Ephron dijo, “Sí vendió muchos libros y creo que hubo muchos hombres que se pusieron nerviosos por ello.”Sospecho que esto incluye a los hombres que reseñaron películas para el Chicago Sun-Times.

De hecho, Ephron sí llegó a hacer declaraciones abiertamente políticas e incluso su trabajo más “superficial” muchas veces trataba temas que nosotros, las personas politizadas, todavía intentamos manejar de una manera apropiada, constructiva y propositiva como por ejemplo los orgasmos fingidos o la difícil relación de las mujeres con el cuerpo que envejece. Nora Ephron hablaba de estos temas con una sencillez y ligereza que los destituía de cualquier tabú. En lugar de escribir de las razones sociopolíticas detrás de la devaluación del placer femenino y la obligación paralela de sentirlo y actuarlo para conseguir la aceptación masculina, Ephron puso a Meg Ryan a gritarlo en un restaurante.

Nora Ephron también fue capaz de adelantarse a muchos puntos de interés feministas. Antes de que tuviéramoss una discusión abierta de las mujeres en la comedia, Ephron fue una mujer reconocida por sus chistes. Mientras había feministas que protestaban por la falta de directoras o la marginalización que sufrían, Ephron dirigía películas. Aún así, el estigma que su rama de humor y cine sufre (cursi, sensiblero, débil, clase mediero, femenino)  le impidió tener un lugar digno en esas discusiones. De hecho, la marginalización que sufrió su trabajo tiene mucho que ver con clase y edad al igual que con el género. Nora Ephron no escribió sólo para mujeres sino también para mujeres maduras de clase media, un público meta muy ignorado o despreciado por los medios, exceptuando a aquellos pocos cuyo sueño es escribir el anuncio de detergente perfecto. Así como Ephron pudo haber sido Joan Didion si tan sólo se hubiera portado con más frialdad y hubiera adoptado un tono más sofisticado y cohibido, también pudo haber sido Woody Allen si sus representaciones de Nueva York, la neurosis y el deseo heterosexual hubieran estado dirigidos exclusivamente a hombres de la clase alta. Sin embargo, ella se quedó con las chicas (y no tan chicas), y no se esforzó en crear algo difícil o inaccesible; sus películas, al menos, siempre fueron hechas para agradar y así no es como una se convierte en una Artista de Verdad. Por otro lado, es la manera de forjar una obra característica y personal. Y ahora, tras su muerte, esa obra es alabada, generalmente por jóvenes escritoras que andan por ese mismo terreno intimista y cómico como Emily Gould y Lena Dunham, creadora de la serie Girls. Es una pena que esta re-evaluación crítica haya tomado tanto tiempo y que Ephron no pudo verla. Tal como ella misma lo dijo, todo esto se hubiera arreglado antes si tan sólo le hubiéramos hecho caso a nuestras madres.

lunes, 9 de julio de 2012

Recordando a Nora Ephron (1941- 2012)

Hace un par de semanas murió Nora Ephron, escritora, guionista, directora, productora. Una figura fundamental para el cine de Hollywood, y una pionera en muchos caminos de esta disciplina, tan necesitada de historias de mujeres. Gracias a ella existen, de manera graciosa e inteligente, personajes femeninos complejos, chistosos, conmovedores. Ella se dedicó, también, a llevar a la pantalla historias de ese grupo demográfico que para los grandes estudios no existe: la mujer mayor de 25 años.

Por si fuera poco, fue una mujer siempre generosa con las mujeres más jóvenes, a quienes brindaba su apoyo, aunque fuera con una carta o un e-mail de ánimo por su buen trabajo.

En resumen, Ephron fue una mujer que, sin hacer alarde de una militancia obvia, movió bastantes límites en una industria que es todo menos abierta a la presencia femenina. Es por ello que hoy, en Nuestra habitación, pasaremos todo el programa conmemorando a la gurú de las comedias románticas. Saquen las palomitas y acompáñennos esta tarde a las 4.